Cómo
te vestiste de flor
en la glorieta sin charanga
en la pileta sin agua,
cómo llegaste hasta aquí
sin moverte de ahí,
cómo me alimento de tu mano
si no soy palomo de parque,
cómo creces hacia el cielo
pintando tu silueta,
cómo el fluido llegó hasta ti
Nunca atraída ni amansada.
Que otro abandone el empeño,
yo iré por tus faldas
que rutilan por calles del este
para saberme y admitir
lo pichiruche y ajetreado.
Las luces hablan
con intolerante dulzura.
Los olvidos colorean
la puerta de un mundo ignorado,
acaso real, acaso imaginado,
mientras vas mujer sin vuelta,
en tus ojos aprendo a remontarme
y a derribarme cuerpo a cuerpo,
a cobrar un peso nuevo
y a llegar a cero,
a saber mi forma humana,
a borrar el desenfado
del abrazo bien dado
y a huir de la réplica
cantando para adentro
la canción de Manzanero,
a reconocer en tu reflejo
complicidad y equivalencia,
algo o todo violento como tierno,
a recostar y despertarme,
olfateando tu piel a la distancia,
a des aburrirme sin pausa
y sin hastío, vivir sin tregua.
palabras hermosas amiga
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