sábado, 7 de junio de 2014

Tu boca me sonreía.

 





Tu risa me sonreía,

con magia de rocanrroles,

sin ser noche, sin ser día

ni calle curvada, ni isla abandonada 

tu boca me sonríe.

La luna vuelta a dibujar

como fina daga de plata

sobre la lúgubre muerte del día.

Quiere el hombre declarar

su presencia ínfima

ante la cruz del sur y las tres marías

tan dueñas de sus lejanías.

La mar poseedora  de su ritmo

ahora por fin en contrapunto,

ella viene,  yo voy,

en la inmensidad próxima

lo que tu mano tiene

filamentos de nuevo día,

cada cual debía fingirse a sí mismo

sorteando remolinos y raudales

más allá de los bienes y los males,

cuando recibo el sol de tu verso

soy viajero de mis años olor a azahar,

visitante de tu mundo vivo

que lleva a la espalda una rosa de fuego

de  vuelta  a la morada de los prevalecientes

de los que creen en algo.

Nada espero de los que nada esperan.

Por la ventana entraba una porción de calle,

de cielo, de árboles, que se mecen

al compás del ritmo del universo.

Tu boca me sonríe con lo que había
de aceptarse y rechazarse,

nunca tan cerca los ojos

para no confundir sus luces. 












1 comentario:

  1. A veces una sonrisa encierra miles de lagrimas....
    Gracias por ser mi amigo del alma ...

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