miércoles, 4 de junio de 2014

Mujer descubierta


El cuerpo encuentra,

de pronto,

una  nueva conciencia

de sí mismo,

con la claridad

que a una oscura noche

le da el talle

de la mujer descubierta,

propensión para las manos,

minucioso mirar

de los aspectos,

obedecer el ímpetu

de generosidad y ansias

que en nada exige

la aprobación del espíritu.

¿Qué puedo dar que no haya dado?

Los labios a su cometido

instantes de abrazos y transmutación

me llevan como humano

a la suma pobreza

de sentirme nada

ante la espléndida

presencia de lo que recibo,

tanta abundancia de amor

desarticula la muerte.

Llenado de ternura,

de fuerza y alegría,

ya tienes la savia nueva,

cuida arbolillo tu secreto,

es una dicha no ser inocente

mujer descubierta,  tu poesía

hace hablar al silencio,

al corazón y a la piedra.

Un tanto de miedo por no tener

con qué responder a lo acogido

y otro tanto de luminosidad

que da certidumbre,

devuelto a las raíces,

lenguaje que regresa

a la palabra desnuda

farfulla de vocablos

anterior a la poesía,

sonidos de acción de gracias

ante el sol que arde,

río desbordado sobre la tierra,

semilla recibida por el surco,

el verbo nació del tacto

elemental y puro,

acoplados ya, los ritmos físicos

a los ritmos de la creación

nunca indecisa o morosa,

es una fiesta descifrarla

mujer descubierta

que es igual a pura vida

que es igual al puro fuego

vimos el carbón encendido

en una noche

que no era la de ayer,

ni sería la de mañana

solo un vasto quehacer,

un entendimiento total

de sí mismos.





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